25 de enero de 2011

La Iglesia Matriz de las Hermanas de la Providencia no era Monumento Nacional

Fuente: El Mercurio (a través del Blog Madre Bernarda Morin)


El incendio se desató a las 18:30 horas en la Iglesia (Matriz) de las Hermanas de la Providencia, en Providencia 509, entre Condell y Salvador. En el lugar funciona además una residencia (Pensionado Nuestra Señora de los Dolores) para adultos mayores que contaba con una treintena de residentes, todas mujeres. Según trascendió, la manipulación de una cocina habría generado el siniestro. La evacuación, en medio del intenso humo, fue rápida. Al cierre de esta edición, Bomberos seguía trabajando en el lugar.. Trascendió que la estructura del inmubele estaba tan debilitada, que era necesario esperar que las partes más dañadas cedieran para poder ingresar y evaluar las causas del siniestro.

Según testigos, tras 40 minutos de incendio, de la iglesia quedaron sólo las vigas y su torre desapareció. Se recuperaron algunos crucifijos de más de un siglo de antigüedad. Otros objetos fueron rescatados cubiertos en telas. "Es lamentable, porque se ha perdido un monumento histórico muy importante para Santiago", relató el intendente de Santiago, Fernando Echeverría, quien llegó hasta el lugar.

Entre los especialistas en patrimonio la desazón fue grande.

"Estoy muy impactada. Ahí se casaron amigos míos, formaba parte del alma del barrio. Cuando se destruye un patrimonio religioso, la pérdida no es sólo del edificio, porque ahí uno ha ido a contar sus penas, dar las gracias, casarse, bautizarse. Las cosas más importantes de la vida de una persona creyente. Se perdió parte del espíritu de Santiago", comentó Marta Cruz-Coke, de la Corporación Amigos del Patrimonio Religioso y Cultural de Chile.

"Es un edificio notable, porque la iglesia está inserta en un sistema de patios, de claustros, y queda al centro, articulando estos cuatro espacios, como un crucero. Lo otro interesante es que la fachada interior de la iglesia está tratada como una fachada exterior, como si fuera un palacio italiano, que mira hacia el interior de la nave, con un tratamiento de estuco y de mármoles muy finos. La nave tiene forma de cruz, y en el centro de la cruz está el altar, que es como un templo de mármol blanco. Es un edificio con enorme valor arquitectónico e histórico", declaró Hernán Rodríguez, director del Museo Andino.

Óscar Acuña, secretario ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales, calificó el hecho como "una tragedia. Su destrucción es una gran pérdida patrimonial. Esta iglesia cautelaba un patrimonio histórico religioso de enorme valor, y estaba emplazada en una trama urbana muy relevante de la capital, en plena avenida Providencia. Su incendio dejará una cicatriz en Santiago, y constituirá un llamado de atención para un trabajo en conjunto que busque su recuperación en pos de las futuras generaciones".



Pese a su innegable valor, este inmueble no era monumento nacional, aclara Acuña: "No estaba protegido como monumento histórico, ni otra forma de protección de la Ley de Monumentos".
Lo confirma la arquitecta Amaya Irarrázaval, de la Corporación Cultural Identidad Patrimonial: "Nunca la declararon monumento nacional, pero era una iglesia maravillosa de 1892, fue diseñada por el arquitecto italiano Eduardo Provasoli. Y ahora está toda perdida". La profesional participó en la completa restauración a la que fue sometida la iglesia en 1993. En ese entonces, se repararon la fachada y la nave central del templo, al igual que el techo. Para respetar la forma original se guiaron por fotografías de larga data. Irarrázaval estaba preparando un nuevo proyecto de recuperación del inmueble durante este año.

Por la misma fecha, se inauguró además un museo dedicado a Bernarda Morin, madre superiora de la Congregación de las Hermanas de la Providencia. En ese proyecto, participó la actual directora de la Dibam, Magdalena Krebs, quien entonces se desempeñaba en el Centro Nacional de Conservación y Restauración. Krebs recuerda que "las hermanas nos solicitaron ayuda porque querían hacer un museo en memoria de la madre Bernarda Morin. El objetivo de ellas era interno, mostrar a las futuras hermanas, alumnas y gente de la congregación, el sentido de su obra. No era un museo abierto al público habitualmente. En esa ocasión revisamos todo el patrimonio que tenían: fotografías y objetos personales de la hermana Morin, sus cartas, que dan cuenta la personalidad de la madre, una mujer de una fuerza y una visión caritativa maravillosa, y de la notable obra de la congregación, porque tuvieron colegios e internados de acogida".



La Congregación: modelo de caridad en la tierra

No buscaban llegar a Chile, pero se quedaron. La Congregación de las Hermanas de la Providencia, que nació en Montreal (Canadá) en 1843, arribó al país de manera fortuita. Cuando en 1852 se embarcaron en el vapor "Elena" hacia Oregon (EE.UU.), volvieron siguiendo la ruta del Estrecho de Magallanes y llegaron a Valparaíso en 1853. Fueron recibidas por las Hermanas de los Sagrados Corazones en el puerto, y a pesar de que tenían planeado quedarse allí sólo por unos días, terminaron accediendo a la solicitud del Presidente Manuel Montt de hacerse cargo de una Casa de Expósitos. Entonces, se concentraron en trabajar con los huérfanos.

En 1854 se establecieron, por decreto gubernamental, en la "Chacra de Lo Chacón", en lo que hoy es Providencia. Desde ese lugar expandieron su labor al resto del país, fundando casas en Valparaíso, Andacollo, Concepción y La Serena.

"El nombre de la calle Providencia es en gratitud a la labor de estas monjas", cuenta María Elena Troncoso, miembro de la Comisión Nacional de Bienes Culturales de la Iglesia.

Agrega que "el carisma de las religiosas es tratar de ser el rostro humano de Dios donde la necesidad las llame. Darle cara visible a Dios. Acá crearon orfanatos, hospitales, escuelas...".

En 1863, la madre Bernarda Morin fue designada superiora y guió a las hermanas desde entonces, en su labor por los más desvalidos. Murió el 4 de octubre de 1929, y el multitudinario funeral que la despidió dio cuenta del cariño y del agradecimiento de la sociedad por su trabajo vinculado a la infancia, la educación y la familia.

En 1956, se inició el proceso de la causa de beatificación de la Madre Bernarda Morin. En 1995 se reabrió este proceso

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